miércoles, 23 de diciembre de 2009

Queremos jugar al fútbol descalzos.

Hace un par de años, en una visita a Pamplona, pasé unos días con mi amigo Fernando en la deliciosa casona donde vivía, un pueblecito de la montaña Navarra llamado Ilarregi. Los días se pasaban rápido entre paseos por el monte, largas charlas nocturnas al calor del fuego, cocinando, leyendo, interneteando, y duras peleas por fregar. El día de mi marcha se puso a desconectar su aparato reproductor de DVD, lo empaquetó con esmero, y me lo dio; "Si yo ya no lo uso, entiendes...".
Mi maleta, con muchísimo sobrepeso, se presentó delante de la mesa de facturación de Iberia, y la chica me miró con cara de "Si, te has pasado demasiado...". "Voy a Swazilandia, donde vivo, y un amigo me ha regalado un DVD, algunas pelis,..." le dije, con sonrisa de oreja a oreja. Guiño malicioso, y etiqueta de 20kg en mi maleta.
Y el reproductor, después de 3 días de viaje, llegó sano: Lo instalé en mi casa, en el valle de Ezulwini, y já, seguía funcionando... Que gusto, poder ver pelis en cristiano de vez en cuando...
Al cabo de unas semanas, al pasar por el camino de Lobamba, el poblado real, a unos 10 km de mi casa, vi a lo lejos a mi amiga Sanelesiwe haciendo cola en la puerta de la clínica rural; Rodeada, como de costumbre, de hijos y añadidos, decidí parar a ver qué marchaba mal.
Phinda, uno de sus hijos, más conocido como Babazane, se había hecho una fea herida en el pié jugando al fútbol descalzo con una bola fabricada con trapos viejos. Me quedé a echarle una mano con los críos y las diferentes colas por las que tenía que pasar.
Cuando llegó el turno, Babazane recibió una dolorosa cura, unos puntos en vivo, una inyección, un enorme vendaje, y ordenes de la enfermera de no andar por los polvorientos caminos durante unos días, hasta que la infección bajara.
Y por supuesto, la correspondiente bronca de su madre por jugar al fútbol descalzo, que le va a suponer unos días perdiendo colegio y el desequilibrio de la economía familiar del mes.
Babazane se me aferra a la mano, hecho un mar de lágrimas, lágrimas interiores, y dos o tres que le resbalan por la mejilla, cosa extraña, porque Babazane es duro, duro como una piedra; Babazane ha nacido en África.
A Babazane le encanta ir a visitar a su abuela, que vive casi sola en las montañas; Le llevan comida y la compañía de sus hijas, hijos y nietos. No hay luz, ni agua corriente, y las casas son de barro y paja. Pero a Babazane le encanta estar con su abuela en el campo; las vacas, los cultivos... y corretear por las montañas.
Y la abuela, la abuela Gwebu, vive muy cerca de la segunda roca más grande del mundo, la roca Sibebe, a donde de vez en cuando, llevo turistas y viajeros que lo desean, para pasar el día con el aliciente de la roca y ver, pasear y empaparse de una zona rural de Swazilandia.
Cuando coincide que Babazane está visitando a su abuela, en cuanto me ve a lo lejos, subiendo el monte con mi grupo, viene corriendo y saltando cual rana, me coge de la mano con ánimo protector durante un rato, y se une encantado a la partida. Acabamos la subida y todos nos sentamos a descansar un poco, menos Babazane claro, que aprovecha para correr de un lado a otro saltando matojos. Babazane parece que nunca se cansa.
Así que Babazane y yo estamos hechos el uno al otro, y nos entendemos bien, con esa facilidad y sencillez con la que uno se entiende con un niño.
Babazane, al salir de la clínica, se aferra a mi mano y me mira fijamente; "Menuda mañanita que llevo", supongo que piensa...
Como no va a ir al cole, le digo a su madre que me lo llevo a pasar el día a mi casa. Su madre, encantada de "librarse" de uno por unas horas, se va de camino a la suya.
Cuando Fernando me dio el reproductor de DVD, se encargó de surtirme bien de películas, y entre ellas unas cuantas "mayores de 18" estilo La Edad del Hielo, Monstruos SA, Buscando a Nemo, etc, lo cual me viene de perilla. Babazane se sienta en el sofá, expectante, y empieza La Edad del Hielo: Scratch corretea arriba y abajo intentando salvar su bellotita, y Babazane ni se ríe, de atento que está. El nunca ha visto semejante cosa, no se lo puede creer. La película es en español, pero le da igual. Ni parpadea ni se mueve, atento a la tele.
Vuelvo a la media hora, y ni siquiera ha cambiado de postura.
Le pregunto que tal, y ni me responde.
Me voy a mis cosas
La película se acaba, y Babazane tiene una enormíííííííííísima sonrisa en su cara, los ojos abiertos como platos. Vale, ¿quieres ver otra? Yebo (sí).
Pruebo con Monstruos SA. Babazane pone cara de susto y me mira: No, esto no le va. ¿La Edad del Hielo 2?... Sí, por supuesto, y en español, claro.... A la media hora le traigo agua, y ni se digna mirarme... Vuelvo cuando se acaba la peli, y Babazane me pide emanti (agua) con su vocecilla más tierna; Ni se ha enterado de que tiene el vaso lleno delante. Se lo bebe de dos tragos, y vuelve a deleitarme enseñándome sus enormes y blancos dientes entre su enormíííííísima sonrisa.
Al atardecer, llevándolo de vuelta a su casa, no para de cotorrear contándome las dos películas, a su manera, de pe a pa. Lo devuelvo a su madre, que se las ve y se las desea para que Babazane no salga corriendo a contarle la historia a sus amiguetes.
Al cabo de algunos días, Sanelesiwe me llama: No hay forma de que los niños de Lobamba jueguen al fútbol con zapatos.
Así que mi amigo Fernando y una anónima y cuando menos simpática chica de facturación de Iberia, son culpables de que los niños de Lobamba se nieguen a ponerse algo en los pies para jugar al fútbol, y peor, de que hagan el burro todo lo que pueden y más.
Y gracias a Fernando por la sonrisa de Babazane. Y gracias a la chica de facturación por la sonrisa de Babazane.

Gracias a todos los que hacéis posibles esas sonrisas.

Gracias a todos los que hacéis que la vida sea vida, más interesante, más bonita, y más llevadera cuando pesa, con vuestras artes, músicas, imágenes, escritos, filosofías, pinturas, críticas, alegrías y penas, humanidad, comentarios, sabiduría, buen humor, pensamientos, denuncias de lo injusto, visión positiva y alegría. Vida y un buen año para todos.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Tiempo de Incwala.



Si estás interesado en conocer el contenido completo de este artículo, te ruego que contactes directamente conmigo. Gracias.
Ceremonia sagrada tradicional Incwala.
Ceremonia de las primera fruta.



























 





















Y termino con unas anécdotas:
* Hace 3 o 4 años, en plena Incwala, le robaron la umdada al rey. Consiste en una especie de faldilla de piel de leopardo que sólo se usa durante la Incwala. Unos guerreros jóvenes se la robaron y la vendieron, a precio exorbitante, a un conocido hombre de negocios Swazi, que a su vez tuvo que pagar una fuerte multa en vacas al rey por haber comprado su umdada robada. No se sabe que pasó a los hábiles ladroncillos.
* Hace un par de años, la princesa Sikanyiso (hija mayor del rey), al salir con mi regimiento del Kraal en la despedida del último día, me saludó muy amablemente diciéndome que “me daba las gracias por quemarme la piel bajo el sol ardiente”.
* A los visitantes de otros países africanos les encanta sacarse fotos con “Cola de Gallo”, especialmente a las visitantas.

Así que llegada esta época del año, tiempo de Incwala, uno se viste de faldillas, escudo en una mano, hacha ceremonial o lanza en la otra, y se pasa los días atendiendo y disfrutando de esta ancestral ceremonia, unas veces llevando visitantes curiosos a verla, y otras disfrutando simplemente con amigos.