sábado, 27 de noviembre de 2010

El elefante sin rumbo (generación nini).


En los dos últimos años, en mis visitas a Europa, he oído hablar de una llamada generación ni-ni. Y como lo mío es hablar de Africa, y lo de las generaciones ni-ni probablemente me venga algo grande, me apetece contar la historia de un elefante joven.

No hace demasiado tiempo, en el marco de un proyecto de repoblación, se llevó un elefante jovencito a un parque. Estas repoblaciones son carísimas y dificultosas; Hay que tener en cuenta muchos factores, adaptación, ecología, estrés, enfermedades, nuevo entorno, y un sinfín de variables que se escapan a veces de las manos. En ésta ocasión, ocurrió lo inesperado. Al poco de la introducción del nuevo inquilino, apareció un rinoceronte blanco muerto a colmillazos. Al cabo de unos días, se oyó a otro rinoceronte bramar y gritar de dolor cerca de un campamento. Una patrulla de rangers salió rápidamente, encontrando al elefante atacando a un rinoceronte hembra en la orilla de un pequeño lago. Cuando acabó con ella, se lanzó a por la cría, que afortunadamente pudo huir. El joven elefante volvió al cuerpo de la madre, comprobó que estaba muerta, y desapareció en el arbolado.

Sabido es que el verdadero rey de la selva, el bosque, y la sabana, es el elefante. Normalmente elefantes y rinocerontes conviven pacíficamente, con las lógicas “grescas” territoriales y de búsqueda y demostración de quién bebe primero y quién se aparta, pero casi nunca llegando a mayores; Los rinos suelen acabar dejando paso prudentemente. Muy esporádicamente puede darse el caso de una pelea abierta, y en este caso normalmente el elefante no tendrá demasiadas dificultades para ganar e incluso herir de muerte al rinoceronte.
Lo que estaba ocurriendo con el joven elefante no era normal en absoluto. Reaccionaba de forma violenta y destructiva, enrabietado, no solo atacando y matando rinos sin razón aparente, sino también causando especial destrucción en el entorno. Y nadie sabía a qué era debido tan extraño comportamiento.
Los rangers estaban controlando muy de cerca al elefante, intentando averiguar la causa de tan extraño comportamiento, cuando un nuevo ataque a un rinoceronte ocurrió; Esta vez el rinoceronte acabó muy mal herido, y se comprobó que el ataque había tenido lugar sin razón aparente.
Al consultar de nuevo con el parque de procedencia del elefante sobre el extraño comportamiento, un viejo ranger, al enterarse de que el joven elefante estaba solo, dijo sin pensarlo dos veces que la solución era tan simple como llevar elefantes adultos junto al joven.
Y así se hizo; Se llevó un elefante adulto al nuevo parque, y automáticamente los ataques a rinocerontes y los comportamientos extraños cesaron. El viejo ranger explicó que al joven elefante se le había privado, de un día para otro, de la imagen, la guía, el arropamiento, las enseñanzas, la disciplina, de los elefantes adultos, que se supone le tienen que enseñar a vivir, a comportarse, a sobrevivir, a convivir con todo su entorno; Desde lo que se come o no, hasta como se cruza un río, o un camino, como se anda en manada, jerarquías muy claras, tareas comunes, vida social (tremendamente rica y complicada en los elefantes), etc.
Han ocurrido otros casos como éste en otros parques, en otros intentos de repoblación. Desgraciadamente, en ocasiones se ha tenido que matar al elefante joven causante de los destrozos. En la mayoría de las ocasiones, al introducir elefantes adultos junto a los jóvenes “sin rumbo”, los extraños comportamientos han cesado y los problemas se han solucionado. Parece que los elefantes adultos tienen claro cómo poner las cosas en su sitio, y los elefantes jóvenes necesitan y están encantados de que así sea.
Científicamente no se sabe con seguridad a que se debe este extraño comportamiento, pero la explicación del viejo ranger parece bastante plausible.
¿Quizás los humanos adultos no lo tengan tan claro ya?
O quizás hablo yo de cosas que no entiendo sobre generaciones ni-ni que me pillan demasiado lejos. Consultaré con la jirafa, que ella sí que sabe.

23 comentarios:

Luis López dijo...

Excepcional lección. Saludos desde el frío.

Elanus Scriptus dijo...

Para mi los elefantes son los animales más magestuosos que existen y además inteligentísimos. Se puede aprender mucho de ellos.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

La soledad del elefante parece que explica su desacostumbrado comportamiento.Cuando tiene un norte vuelve a su normal comportamiento....Que tq dijo la jirafa? Abrazos.

isobel dijo...

Uf, menudo tema, tengo que pensar...
¿quienes son los adultos? los abuelillos que reposan en los asilos, los abuelos que cuidan a los niños porque sus padres no pueden, los padres que se van de vacaciones sin sus crías porque necesitan descansar..., los que miramos a otro lado cuando no nos queremos comprometer...
Tela, esto tiene mucha tela. Cuando la sociedad en la que vivo no cuida de sus seres mas pequeños, cuando no se permite la reconciliación familiar por unos horarios que no facilitan el pasar tiempo con sus hijos, cuando nos hace sentirnos tan autosuficientes que parece que no necesitamos de nadie ni de nada, solo tenemos derecho y pocas obligaciones, cuando los padres no quieren quedarse con sus hijos tras una separación porque tienen derecho a hacer su vida, cuando ...
Lo dicho, mucha tela

Julián dijo...

Me parece un acertado paralelismo. Venimos de hablar del temp passé, y viene a propósito. Yo creo que nuestra generación creció teniendo los límites muy claros. Los elefantes mayores cumplían bien su oficio, a veces demasiado bien. Hoy no es que no estén claros, es que no están, punto. A nosotros nos enseñaron el valor de las cosas y conocíamos el esfuerzo para conseguirlas, Ahora se tiene de todo por derecho y del esfuerzo, ni hablamos. Al final, la generación nini, o lo que es peor, el acoso y maltrato escolar, del que ni los profesores se libran, o casos peores, manadas de elefantes jovenes (hoolligans, skinheads, etc.). Elefantitos que campan a sus anchas y embisten contra todo y contra todos. Ausencia de elefantes adultos y como sustitutos, TV y videojuegos violentos. Y los Rangers, como dice Isobel, son los abuelos a los que no se les permite ni vivir su vejez sin obligaciones.
Una fábula que ni las de La Fontaine este relato tuyo tan atinado como tristemente real. Creo que la jirafa te dirá que occidente se lo tiene bien merecido por su dejadez de obligaciones en aras de un malentendido bienestar. Un acierto, Jesús. Un abrazo

Leo dijo...

Qué gusto leerte de nuevo, Jesús. y encima tu entrada es magnífica. Quizá por aquí suceda que los papás y las mamás sean más ni-nis que los hijos... Yo no lo sé. Por aquí estamos todos locos, es posible que necesitáramos elefantes, rangers, rinocerontes y jirafas para recobrar un poco el sentido. Pero no tengo ni idea, yo toco de oído.
Yo también quiero saner qué te dijo la jirafa ;-)
Un besote.

Mariluz Arregui dijo...

No creas que olvido que te debo un correo hiperlargo, recuerdas que dije algo del tiempo, 'mucho tiempo'?

A que me entiendes...?

Un beso de elefanta ( con memoria)

La Rata Paleolítica dijo...

-- Luis, por la foto cualquiera lo diría (lo del frío, digo). Gracias y abrazos de elefante.

-- Spooky, bienvenido a estas calles. Me uno a ti en la consideración hacia esos enormes bichos, que como tantos otros animales, tanto nos enseñan. Gracias por tu visita y abrazos también para ti.

-- Anónimo (Lalita, jejeeee). Más que la soledad se trataba de la falta de "los adultos (con las cosas claras, claro)". Es algo que no acabé de expresar bien en el texto; Debería haber dejado claro que repoblaciones con pequeños grupos de elefantes todos jóvenes, han dado a veces el mismo resultado de comportamientos extraños en algunos de ellos, y evidentemente tenían la compañía de congeneres de su misma edad. Así que, como digo, el problema era la falta de los adultos. Y la jirafa, pues la jirafa hace lo de siempre que la consulto: mira un poco pensativa, sonríe, y luego se va a comer de una deliciosa acacia, que es lo suyo, porque ella sí que sabe. Mírala a los ojos y verás como te dice lo mismo ;o) Besos elefantunos.

-- Isa, buf, buf, has dicho un montón de cosas terribles. Mi historia de elefantes no es nada comparado con todas las cuestiones que apuntas. Parece que tendríamos que releer a Konrad Lorenz y su "Los 8 pecados capitales de la humanidad civilizada", a ver si aprendemos. Beso elefántico.

-- Julián, pones las cosas claritas. Me ha hecho gracia lo de "a veces demasiado bien" ;o). Y apuntas otra idea que no me había pasado por la cabeza, el tema de los "abuelos-rangers", qué razón tienes y qué tremendamente injusto resulta. Bienestar pero no obligaciones, bienestar basado excesivamente en posesión, poder, yo, tener. La jirafa es sabia, sin duda. Abrazos mmmmhhh... paquidérmicos.

-- leo, leo, leoncilla Leonor, a ver, aquí hay algo que falla; el leoncillo, digo, dónde está el leoncillo leoncilla? ay, ay...
Apuntas algo de lo que estoy plenamente convencido, y es que hacen falta por allí unos elefantes, rangers, rinocerontes y jirafas para recobrar un poco el sentido. Transcribo contestación a Lalita sobre la jirafa: Y la jirafa, pues la jirafa hace lo de siempre que la consulto: mira un poco pensativa, sonríe, y luego se va a comer de una deliciosa acacia, que es lo suyo, porque ella sí que sabe. Mírala a los ojos y verás como te dice lo mismo ;o) Besos preocupados (el leoncillooooooooo......)

-- Sisi, sabes que no hay problema.... Mmmmmmmmhhhhh... bueno, relativamente... a ver si te explayas un pelín ;o) Espero que sigas estupendamente con todos los retos que tienes por delante. Besos.

RITMO RANCIO dijo...

Querido Jesús:

Qué delicia leer tu relato, tan ameno, como siempre, y tan moral, como dice Julián, una fábula al estilo La Fontaine, con su "moraleja" incluida.
Eso de la moraleja, parece efectivamente en desuso y es que la ausencia, bien por dejación o por desinterés, de ciertos valores consustanciales a la propia razón de la convivencia, pues determina lo que muy bien has contado.

Me acuerdo de un chiste de Gila, que viene a cuento:
"El problema actual, es que no hay diálogo entre padres e hijos.
Antes si lo había.
Mi padre me decía: tienes que volver a casa a las 12h.
Si me retrasaba, me decía: La próxima vez que vuelvas tarde, te arranco la cabeza de un sopapo.
¡Y yo lo entendía¡ ¡Eso si que era diálogo¡"

Bueno esto mejor contado tiene bastante gracia, (ya me advierte Julián que no debo contar chistes, creo que es para contarlos todos él, aunque reconozco que lo hace mucho mejor).

Por cierto la música una delicia.

Qué tengas feliz fin de semana
Un fuerte abrazo
Quino

leo dijo...

Jejeje, el leoncillo sigue aquí, solo es que la otra señora de vez en cuando también quiere venir de visita, que no va a estar siempre pensando. :-)

Anónimo dijo...

Muy buen articulo, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)

La Rata Paleolítica dijo...

-- Quino, gracias por tus palabras. Como ejemplo para comparar puede estar bien, aunque en la forma cualquier parecido con La Fontaine, desafortunadamente, es puritita coincidencia, jajaaaa. Eso de poner las palabras de forma bien ordenada y bonita lo dejo para los que sabéis.
El caso es que estas historias, totalmente reales, se han dado en más de una ocasión, tanto al intentar repoblar con un elefante solitario como con grupos de jóvenes, y llama mucho la atención. El chiste de Gila viene "al pelo" claro. La comunicación resultaba así sencilla, sin trabas, y clarísima; Las líneas límite quedaban sin duda demarcadas, y el que se adentraba en tierra de nadie tenía claras las posibles consecuencias. (por cierto que me ha venido a la memoria lo de la guerra que se habían acabado las balas y me ha dado la risa tonta).
Abrazos paquidérmicos.

-- leo, buuuuuufff, respiro tranquilo. No me acordaba de "la pensante" de tu otro excelente blog. Vale pues, que también tiene derecho a airearse un poco claro, jajaaa.
Besos elefantunos.

-- Anónimo, me alegro de que te resultara interesante.
Gracias por tu visita.

Anónimo dijo...

Buen post, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)

Filoabpuerto dijo...

Estupendo tu artículo. Los animales también necesitan guía y principio de "autoridad" bien entendido, igual que nosotros los humanos. Bueno, quizá nosotros más aún que casi la totalidad de nuestras conductas son aprendidas y muy pocas instintivas.

Ese elefante carecía del apoyo la guía y el afecto de quien tenía que proporcionárselo y, en el caso de la "generación nini" no se llega a ser "ni-ni" sin más si ni estudian ni trabajan ni sienten motivaciones es por algo y la sociedad tendríamos que preguntarnos si no estamos desasistiendo a nuestros "cachorros" "niños-llave colgada" muchos de ellos, carentes al igual que el elefantito, de ese apoyo y guía.

Un abrazote, Jesús!

Merce

La Rata Paleolítica dijo...

-- Merce, quizás pasamos de una autoridad demasiado autoritaria a la inexistencia total de ella. Autoridad, por supuesto bien entendida, para mí es una de las claves; Límites, como apuntaba Julián , que han pasado a ser inexistentes. La causa? Apuntas un término que desconocía, y que como bien dices, puede ser una de las claves; "niños-llave colgada"; Desde luego que la expresión da mucho que pensar.
Gracias por tu visita y tu siempre interesante aportación.
Besos.

Jesús.

Anónimo dijo...

Los elefantes son hermosos animales que tenemos que seguir preservando para que no los extingan...

Jesus gracias por tu amistad todo 2010, sos un gran amigo...

¡Que en estas Fiestas renazca el amor y la luz de la esperanza! ... Y que la esperanza se transforme en maravillosa realidad.
¡Felices Fiestas!

La Rata Paleolítica dijo...

-- Cris, gracias a tí por tus palabras. Van raudos cruzando el oceano mis especiales deseos de Paz dedicados para tí.
Besos.

Lázaro dijo...

Hola Jesús, un placer volver a leer tu historia. No hace mucho que visité el museo de la evolución en Burgos. Aquí, en Atapuerca, encontraron los restos de 28 heidelbergensis, con unos quientos mil años de antigüedad. Parece que fue un enterramiento en toda regla, aunque aún el tema está por ver. Entre los restos, se encontraban los huesos de una niña que vivió 10 años con parálisis importantes, debido a problemas en el nacimiento. Dicen en el museo que es el primer caso de comportamiento solidario humano que se conoce, ya que esa chiquilla sólo pudo sobrevivir 10 años si era ayudada y atendida casi constantemente. Una característica que hacía a estos heidelbergensis humanos y que fortalecía la tesis de que aquellos restos fueran propios de un auténtico enterramiento y de que poseyeran dotes lingüísticas. Sin embargo, al poco tiempo, vi un documental en televisión en el que aparecía un elefante hembra de un par de años o así, creo recordar, que tenía una pata prácticamente inservible. Es obvio que sobrevivía por ayuda de la manda. Me acordé de los heidelbergensis y puse en duda sus teorías, pues es claro que el comportamiento solidario no parece exclusivo de la especie humana. Parece que también se da en los elefantes. Así que lo que cuentas, si bien no deja de parecerme fascinante, tratándose de los elefantes, me resulta hasta esperable. Y entre el elefante joven y solitario, que va por la selva igual que por una cacharrería y los ni ni esos que que dices yo sí creo que hay una gran diferencia: al elefante joven le pones un adulto que le guíe, y éste se deja guiar. Al ni ni, que ni estudia ni trabaja, ni sabe ni quiere saber. No les vendría mal encontrarse así, de morros, con un elefantito de esos, joven y solitario, sin mucha educación, para que vayan comprendiendo, al menos, a sorbitos, el valor de algunas cosas.
Que pases una feliz navidad, un abrazo desde Burgos.

La Rata Paleolítica dijo...

-- Lázaro, me alegro de verte por aquí. Muchos comportamientos que se han considerado superiores y exclusivos de humanos, con el tiempo, estudios, observación y experiencia, han pasado a no ser en absoluto exclusivos; y a veces me da la risa al pensar que tremendamente egocéntrico y creído de sí mismo puede llegar a ser el ser humano.
Me dás la idea de otra historia de elefantes que lleva ese comportamiento solidario hasta la muerte, tremenda; La pondré en lugar de la terriblemente triste que venía ahora (de humanos exclusivamente), para no herir sensibilidades navideñas.
El elefante se deja guiar, parece ser consciente de que necesita ser guiado, lo desea, parece sentirse pleno cuando lo tiene, seguro de si mismo. Tus palabras, el nini que ni sabe ni quiere saber, dejan la idea clara del completo desinterés por nada, eso sí, supongo que siempre y cuando las alubias no falten, ja. Quizás una de las claves sea el encontrarse ese elefante de cara, que le deje claras unas cuantas cosas, muy simples, pocas, pero claras; ¿Y dónde está ese elefante? ¿Será que tiene miedo a ser tomado malentendídamente como maltratador de ninis, políticamente incorrecto de la sociedad actual?
Ya digo, quizás me meto yo en cosas que me pillan demasiado lejos ;o)
Lázaro, te deseo lo mejor para ti y los tuyos en el Nuevo Año.
Un abrazo elefantuno.

leo dijo...

Pasé por aquí a desearte un feliz año nuevo. Espero que hays empezado con buen pie (aunque sea en al piscina ;-))
Un besote.

La Rata Paleolítica dijo...

-- SuperLeo, pues tiene su gracia la cosa, que mientras tú me deseabas lo del buen pie, yo me torcía el tobillo al comprobar de nuevo y con gran habilidad, eso sí, que las lianas son totalmente rompibles; Ni minutos de diferencia con tu comentario... Los hados me castigan por lo de la piscinaaaaaa..... ;o) Total que aquí ando con una silla de oficina remando arriba y abajo, juas.
Todo lo mejor para ti en el nuevo año (en el que, de una forma u otra, espero seguir disfrutando de tus escritos).
Besos.

Jesús.

Tawaki dijo...

Los elefantesno pueden elegir cuándo tener crías, ni cuántas, pero los humanos sí y esa es una gran responsabilidad. Se supone que somos más inteligentes, ¿no?

Y los niños están siempre bordeando los límites. Echan una mirada a los padres para saber si algo puede hacerse. El problema es cuando no hay ningún adulto al que preguntar.

La Rata Paleolítica dijo...

-- Tawaki, "se supone" si, aunque uno a veces se pregunta que nos trae eso de ser "más inteligentes" :o).
La cría "debe" estar bordeando los límites, es lo natural y una gran forma de aprender, y el progenitor debe marcar esos límites; El problema como bien dices es cuando el adulto no está; puede que sí físicamente, pero nada más, y acaba siendo como si no estuviera.
Muchas gracias por tu visita.
Un abrazo.