martes, 23 de agosto de 2011

Esos curiosos animales; los humanos II.

Pienso que mirarnos al espejo y reírnos un poquito es sano, así que esta es una sección en la que pretendo contar anécdotas, cosas chocantes y curiosas (al menos para mí) que me ocurren o he visto en el día a día de mi trabajo con visitantes, turistas y viajeros. Pretendo contarlas desde un punto de vista jocoso y de buen humor, sin ningún ánimo de ofender ni herir a nadie, y sabiendo y respetando que cada quién es cada cual.

Te presto mi piel.
Bongani y yo llevamos unos cuantos años trabajando juntos. La mejor descripción que se puede dar de él es la de su buen humor; vive con una sonrisa permanente instalada en el rostro; le miras por un lado y sonríe; por el otro lo mismo; te alejas y sigue sonriendo; se vuelve y sonríe; anda y sonríe. Además, también puede uno fijarse en que tienen 35 años, es delgado y tirando a bajo, y tremendamente fuerte y nervudo, sin un átomo de grasa en su cuerpo. Sus bromas con los clientes son frecuentes, y sus respuestas muchas veces sorprendentes. En una ocasión me preguntó sobre el color de la piel; ¿Por qué él  era negro y yo blanco? Le dije, entre otras cosas, que la gran cantidad de melanina en su piel es la responsable de su  color, y que sin embargo en la mía hay mucha menos, y de ahí mi color pálido; Le comenté también que los negros, gracias a la gran cantidad de melanina en su piel, están mejor protegidos de los rayos solares que la gente de piel blanca, y aguantan más tiempo bajo el sol sin  quemarse.

Una mañana, antes de salir de safari con unas chicas holandesas recién llegadas a Africa, con pieles muy blancas, estaba haciendo repaso de vestimenta y material. Y al llegar al apartado protección del sol, me responden que ni tienen crema para el sol ni tampoco gorro. Bongani pasaba cerca en ese momento, y las miró sonriendo diciéndoles convencido que si querían les podía prestar su piel. Los dos  comenzamos a reír a carcajadas con la idea, pero las chicas, que no estaban “en el ajo”, sólo acertaban a mirarnos sorprendidas sin saber que decir; hasta que les mencioné la melanina, ante lo cual se unieron a nuestras carcajadas. 

Elefantes con toma USB.
Un guía Swazi con muchos años de experiencia a sus espaldas, me dijo: Acabaremos por poner tomas USB a los animales, de forma que se conecten a un árbol y nos tengan permanentemente informados de donde andan.

El ir de safari en Africa no garantiza que uno vaya a ver los animales que espera; Ni siquiera que vaya a ver alguno.
Esto no es un zoo.
Nos esforzamos porque la gente vea bichos, y he de decir que lo normal es que la gente se vaya contenta, lo creo de verdad.

Pero a veces los animales, o algún animal en concreto, deciden no aparecer, y sólo a veces también, algunos visitantes no lo entienden o no quieren entenderlo. Han venido a Africa a pasar unos días, y pagan dinero por el viaje y por el safari, y quieren ver lo que han venido a ver. Por mucho que se les explique que esto no es un zoo, no están dispuestos a marcharse sin la foto del animal que quieren, casi siempre mamíferos. A veces llegan a enfadarse incluso. 
 
¿Acabaremos poniendo a los elefantes una toma USB para que los visitantes queden siempre contentos?


domingo, 7 de agosto de 2011

Umhlanga.

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Reed dance.
Danza de las cañas.