lunes, 7 de septiembre de 2009

Mirada 2

Estas fotos van dedicadas especialmente a quién prefería no ver la foto completa de la entrada anterior.
Y dedicadas muy especialmente a los habitantes de la Enterprise.

Con cariño para todos, ayer mismo.



Hace pocos días, en el transcurso de un safari a pié, vimos un cocodrilo de 4 metros tomando el sol en una isla de un lago. Una familia de wartogs (jabalí verrugoso), mamá jabalina y 4 pequeños juguetones, retozaba ramoneando por la orilla del lago. Una clienta me pregunta si el cocodrilo no ataca. Le digo que justamente están saliendo del medio letargo invernal, y éste debe andar todavía vaguete. Al volverme, el croco había desaparecido de la isla. Los ojillos y la nariz avanzaban lentamente por el lago poco a poco, enfilándose disimuladamente hacia la zona donde estaban los jabalíes. Se para a 3 o 4 metros de la orilla, un jabalí se acerca a beber, los ojillos desaparecen bajo el agua, salto terrible, agua y barro por todos lados, gruñido angustioso del que sabe que va a morir, y todo acabó (me pasé el resto del safari con las clientas colgando de mi camisa por detrás, mirando por encima de mi hombro, y no dejando que me alejara ni 2 metros).

El juego de la vida y la muerte, en vivo y en directo, impresiona y pone la carne de gallina clueca.

Así como esto, el sonido del crujir de un fémur entre las fortísimas mandíbulas de la hiena, hace que la espina dorsal se encoja y un sudor frío recorre la espalda. El pelo se eriza, y el golpe de adrenalina sube a límites insospechados.

Está marcado en nuestro sistema nervioso, pura supervivencia; no hace para tanto que las posibilidades de que ese fémur fuera el nuestro eran mucho mas altas.

La mantis devorando su presa entre las patas, el gecko que engancha una hormiga voladora casi mas grande que él mismo, no nos impresiona tanto. Están mas alejados en la escala animal, no son mamíferos.

Y tantas otras parecidas, que aquí donde vivo y en mi trabajo, se ven de vez en cuando; El juego de la vida y la muerte en la naturaleza, en vivo y en directo, la supervivencia, y la búsqueda continua de equilibrio.

Hay algo común en todos los casos descritos: Naturaleza, supervivencia, comer.

Sin embargo, al ver la foto citada en "mirada", el sentimiento es diferente, y hay unos componentes de repulsa y tristeza diferentes. No hay lucha por el trozo de pan, sino verdadero disfrute en el jugar con un animal causándole sufrimiento puro y duro. Eso sí, por tradición y cultura.

Como bien dices, Hipatía, esto no se encuentra en la naturaleza y como tú dices otra vez, ese hecho precisamente es el que da miedo, me espeluzna a mi también; la tira. Mucho más que la hiena. Mucho más que el croco.

Las opiniones, meditadas todas fueron.
Los insultos, por una entraron y por la otra se escaparon.

Y la jirafa. Pues la jirafa mira un poco pensativa, sonríe, y luego se va a comer de una deliciosa acacia, que es lo suyo.



jueves, 3 de septiembre de 2009

Mirada.

Hace algunas semanas caí por casualidad en la página de un medio de comunicación español. Una foto en primer plano atraía la mirada, y rodeándola, estaba escrito un artículo sobre las fiestas de España. El artículo versaba sobre las restricciones en gastos que tenían que tener en cuenta los ayuntamientos para los presupuestos de dichas fiestas, dada la crisis económica. Ni entro ni salgo en todo esto.

Pero sí en la foto.

Los ojos de la imagen que acompaña esta entrada pertenecen a la foto centro del artículo. Consistía ésta en un toro, con los cuernos en llamas, la testuz al rojo, lo que parecen unos alambres colgando de los cuernos, supongo que para sujetar el montaje que arde en su cabeza, y otras lindezas que prefiero dejar a la imaginación de cualquiera que se digne parar por un momento a pensar en qué ocurre si un toro, o cualquier ser viviente, se pasa un tiempo, horas supongo, con ese montaje ardiendo en su cabeza. Incluso teniendo en cuenta que, hoy en día, al toro se le embadurna barro en grupa y testuz, y que el montaje de fuego no se ata directamente a los cuernos, sino a cierta pequeña distancia por encima.

Qué horror.

Enseñé la foto en el lugar dónde vivo, Swaziland, Africa; Tuvieron la desgracia de cruzarse con ella desde profesores de universidad hasta gente que vive en el campo comiendo lo que cultiva, sin agua y sin luz.

Algunos comentarios fueron (mis interlocutores son varias personas):

- Qué hizo el toro para merecer semejante castigo?
- Nada, el toro no hizo nada. Ya he dicho que en mi cultura, hacemos esto para divertirnos. Es algo tradicional; igual que a vosotros os gustan vuestras tradiciones, esto forma parte de las nuestras.
- Aaaaah. Pero qué tiene de divertido el someter a un animal a ésta tortura?
- Es algo cultural, hay gente a la que le gusta y se lo pasa bien haciendo esto.
- En tu cultura se le da éste tratamiento a todos los animales? Cómo podéis disfrutar de hacer sufrir a un animal de semejante forma?
- Esteeee, no. No a todos los animales. Bueno, antes tirábamos cabras vivas desde altas torres llamadas campanarios, y jinetes a caballo intentan descabezar gansos (creo) vivos que cuelgan atados por las patas de una cuerda, y soltamos un toro por las calles que es lanceado y dardeado durante horas, etc, pero desde hace pocos años ponemos los gansos ya muertos, y la cabra ahora es un artefacto pirotécnico, …
- Nos estás contando cosas muy extrañas.
- (Con tono cabreado) Por qué traes semejante cosa (la foto) aquí?
- Hey, en vuestra ceremonia sagrada Incwala, los guerreros mas jóvenes intentan matar un toro negro dándole puñetazos en la frente.
- Es cierto. Pero eso no significa que nos guste a todos. Y debe morir rápido, no se trata de disfrutar haciéndolo sufrir.
- Están muy locos, y además la mayoría de las veces simplemente lo degüellan.
- Porqué nos has traído semejante cosa (la foto)? Qué pretendes enseñarnos?
- Nada especial, sólo otro aspecto de mi cultura y tradiciones.
- Guárdala en tu bolsillo.

Creo que la consideración y respeto que pudieran tener algunos de mis amigos por mí personalmente, y por mi cultura y tradiciones en general, han bajado bastante.

Qué lleva a alguien a defender, querer, y disfrutar estas tradiciones. Lo mas bajuno, el producir sufrimiento, atroz en este caso, libremente, sin trabas, oficial y supongo que legalmente, con el jaleo de fondo del resto,y además disfrutar de ello. Descargar las propias frustraciones, incapacidades y cobardía de esa forma extremadamente violenta, y sentir placer y orgullo por ello.

Como dijo mi buen amigo Fer, “sallop”, “personajes que describen bien la cobardía humana”. Recomiendo encarecidamente la lectura de su escrito duendes en nuestras vidas; sabe mucho de esto.

Muy aleccionador también, para leer entre líneas, y para intentar poner algo positivo en toda esta basura, Cuando lleguen las lluvias. Disfruté mucho leyéndolo, gracias Morgen.

** No pongo la foto completa porque no me apetece que esté aquí, por respeto a quién no necesita verla, y muy especialmente por un profundo respeto a mi buen amigo y su escrito.

** En alguna parte leí que quizás fuera Mahatma Gandhi quien dijo que “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que sus animales son tratados”.

tomatina_260809** Prefiero dejar mi comentario sobre el escrito “dirección del mundo en manos españolas” (el confesionario) para mejor ocasión. De verdad. Sólo decir que no me gusta en manos de nadie.

La mirada, esos ojos, ya medio ciegos probablemente; el miedo, terror, pánico, rabia, ansias de sobrevivir y defenderse, lucha hasta el agotamiento, y al fin, vencido, cansancio, debilidad, locura, y abandono por el terrible sufrimiento.

Que rabia siento. Ni tan siquiera espero respuestas.

La jirafa llora.