domingo, 29 de noviembre de 2009

El sueño de Shobuza I.

La tribu Swazi fue una de las pocas tribus bantús poderosas cuyas relaciones con los Europeos no acabaron en guerra sangrienta. Y esto fue debido en gran parte al sueño de un rey.

El rey Shobuza I o rey Somhlolo subió al trono en 1816 y lideró a los Swazis hasta su muerte en 1836. Uno de los pilares de su reinado fue la evitación a toda costa, en cualquier circunstancia, del enfrentamiento armado sin estar completamente seguro de su superioridad y posibilidades de victoria.

Poco antes de su muerte, una mañana, convocó a sus consejeros y les dijo que había tenido un sueño, en el que vio cómo gentes de piel blanca, de pelo lacio como las colas de las vacas, llegaban a kaNgwane (Swazilandia), y traían con ellos dos cosas: umculu (rollo de papel o libro) e indilinga (pieza metálica redonda). Umculu se ha interpretado (por algunos) como la Biblia, e indilinga como dinero. Shobuza dijo a su gente que aceptaran el libro, pero que intentaran evitar el dinero. Les dijo también que les abrieran las puertas de sus casas y sobre todo que nunca les hicieran daño alguno, porque si derramaban una sola gota de su sangre, su país podía ser destruido y ellos desaparecerían como nación.

Tanto los súbditos de Shobuza I como las generaciones y reyes subsiguientes, escucharon y siguieron fielmente el consejo del rey de nunca derramar sangre del hombre blanco en su tierra, convirtiéndose con el tiempo en tradición casi mística el respeto inteligente por el muy superior poder militar del hombre blanco.

“Como nunca lucharon contra los blancos, nunca fueron conquistados.”

Esta es la historia del sueño de Shobuza I. Pueden sacarse al leerla muchos temas de conversación y discusión; Si hablaba de Biblias o simplemente libros (educación, para enfrentarse al hombre blanco había que aprender a interpretar esos libros y papeles que llamaban escritura), el enfrentamiento al conquistador-colonizador por medios que no fueran las armas, sabedor de alguna forma de un desastre asegurado (él nunca vio blancos), etc.
Pero en esta ocasión, quiero dar a conocer principalmente el hecho en sí de la visión de Shobuza I, y la para mí curiosa descripción física que hizo de los que vio venir.
Y… ¿
Haberlas “haylas”?

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Ella, la… Ella.

Apareció hace 4 años, una noche de primavera. Se oían extraños ruidos en la chimenea. Evidentemente, un pájaro se había colado por la parte de arriba, y no acertaba a salir ni por arriba ni por abajo. Todos nos fuimos a dormir pensando en cómo hacer para sacarlo.

A las 7 de la mañana, un grito estridente de horror, terror y pavor despertó a todo el mundo. Di un salto y salí de mi habitación a toda prisa; Una chica, blanca como el papel, con los ojos desorbitados y la toalla que supongo la envolvía en el suelo, me miraba pasmada señalando y balbuciendo “allí, allí…” . Y allí, en efecto, revoloteaba la… Ella. La chica había abierto la puerta de su habitación y la… Ella le había pasado volando por delante de la nariz, dándole un buen susto. Todavía jovencita, no parecía demasiado asustada. Se posaba aquí y allá, unas veces mirándonos, otras veces oteando a través de las ventanas, utilizando de percha los sitios mas extraños que imaginarse pueda.

Bajando hacia la sala de estar, me fui encontrando restos de hollín en las escaleras, la barandilla, encima de un plafón, sobre los mapas, revistas y folletos informativos de la entrada… Las cortinas de la sala de estar eran un poema, los sofás estaban llenos de huellas de ceniza con la forma de las garras de la… ella, el suelo para que contar; La… ella se había pasado unas cuantas horas remozándose las plumas en el hollín de la chimenea, y luego se lo estaba sacudiendo muy pulcramente (para ella) en el interior de mi casa.

A la chica le di una tila y su toalla para que se envolviera de nuevo, y a la… ella le abrí todas las ventanas para que saliera a la vida salvaje del exterior a acabar de sacudirse sus lindas plumas. Se pasó un buen rato revoloteando por el interior de la casa, visitando baños y habitaciones del piso alto, posándose en las ventanas abiertas mirando al exterior, hasta que, al fin, decidió dar la visita por terminada.

Lechuza común o de campanario, Tyto alba, Ingovazana en siSwati, ave mediana de unos 35-40 cm de alto y casi 1 metro de envergadura alar, claramente reconocible por su cara en forma de corazón, hábitos generalmente nocturnos, portentosos sentidos de audición y visión, excelente cazadora, se alimenta principalmente de roedores, incluyendo también en su dieta insectos, reptiles, anfibios y otros pájaros. Se cree que la forma de su cara hace las funciones de extraordinario receptor de radar con el que localiza los sonidos que hacen sus presas, se lanza sobre ellas en total oscuridad más flotando que volando gracias a las especiales características de sus alas, que le permiten planear muy cerca del suelo sin hacer apenas ruido. Por esa forma especial de “flotar”, su colorido fantasmal y la forma de su cara, es considerada en muchas culturas como cosa de brujería, dándosele nombres como fantasma, bruja… No hace nidos, así que pone sus huevos en cualquier época del año en huecos de árbol, entre rocas, chimeneas, graneros, campanarios, etc. Se ha adaptado a vivir cerca de humanos, y sus diversas subespecies están extendidas por todo el mundo salvo zonas con climas excepcionalmente fríos.
A los swazis no les gusta verlas ni tenerlas cerca por el miedo que les produce su aspecto y vuelo “brujil”, aunque son evidentemente beneficiosas en el control de la población de reptiles y roedores.

Y además manguta; “Miro disimuladamente el rollo de papel higiénico, así como quien no quiere la cosa, me subo en él, y… a correr (o a volar mas bien).”

Y a La… Ella se ve que le gustó la zona, y se quedó a vivir. A las noches se posaba en un cable eléctrico que pasa al lado de la valla que delimita el jardín, a unos 40 metros de mi ventana, desde donde cazaba y emitía su variedad de llamadas.

Hace 10 meses me compré una manada de teclas (con las que escribo esto) conectadas a una caja negra, y unos señores pusieron en el exterior del muro, justo frente a mi ventana, un nuevo poste al lado del de la electricidad. Del poste sale un cable, atraviesa por el aire 40 metros de jardín, y entra por un agujerito en la pared a mi habitación, acabando conectado a la caja negra y manada de teclas. Que emoción, por fin conectado al resto del mundo. Internet había llegado; Lento, muy lento, con limitación mensual, carísimo, pero aquí estaba. La modernidad había llegado, la era de las comunicaciones había alcanzado también mi casa en Africa.
Curiosamente, cuando me sentaba a las noches al teclado, a veces se podía oír un extraño “crotch crotch” proveniente del agujerito por donde entra el cable. Un día descubrí que el cable estaba demasiado tirante, y se movía claramente. Mirando fuera, la descubrí: en efecto, La… Ella había cambiado el cable de la luz donde solía posarse por mi cable telefónico, y se columpiaba y aleteaba muy ufana, posada en el excesivamente fino cable nuevo. Ahí la tengo, mirándome mientras escribo.
Estoy convencido de que controla todos mis bits que van y vienen por mi cable, quita y pone cosas a su antojo, el día que está vaga o resacosa mi velocidad internetera decrece ostensiblemente, se coge días libres a su antojo, en los cuales yo me quedo sin internet, y se pone a aletear y columpiarse en el cable con el simple objetivo de recordarme que, en el fondo, mi conexión africana a internet, depende de… Ella.








domingo, 8 de noviembre de 2009

Mama Africa.

Miriam Zenzi Makeba murió hace un año, cumplidos los 76, después de una actuación en Italia. Energía y vitalidad por todos sus poros, “la abuela incansable” llevaba un año retirándose, pero siempre encontraba alguna excusa para volver otra vez al escenario. Trabajadora incansable y activista comprometida, aunque ella sólo se consideraba una artista que contaba la verdad sobre lo que ocurría en su país, siempre comprometida con causas de racismo, libertad, entendimiento entre los pueblos y derechos civiles (la actuación en Italia era contra la mafia y el racismo). Aquí donde vivo, todo el mundo la conoce por su sobrenombre, “Mama Africa”.

Nacida en Sudáfrica en pleno apartheid, perteneciente a la tribu Xhosa, hija de un sangoma (sanador tradicional) y una fabricante de cerveza casera tradicional, pasó los primeros 6 meses de su vida en la cárcel debido a las actividades cerveceras de su madre (no sé si porque la hacía mala, porque estaba prohibido, o a saber). Su poco conocido otro nombre, Zenzi, se debió a que durante el difícil parto, su abuela no paraba de repetirle a su madre “uzenzile”, expresión isiXhosa que quiere decir algo así como “solo tú tienes la culpa de éste berenjenal en el que te encuentras”.

Como toda niña Xhosa, se esperaba de ella que cantara en ceremonias, fiestas y todo tipo de eventos, y desde muy temprana edad los que la rodeaban se dieron cuenta de su talento. Tuvo que desarrollar su carrera artística fuera de Sudáfrica debido a su activismo antiapartheid; Europa, luego acogida en EEUU debido a su activismo y expulsada después como persona non grata por lo mismo, Africa, etc, volvió a su país cuando su admirado Nelson Mandela subió a la presidencia de la nación.

Orgullosa de ser Africana, de ser negra y de ser Xhosa, llenaba el escenario con su presencia, sus vestidos de inspiración tradicional, instrumentos étnicos y cálida voz.
Actriz y cantante, probablemente de los primeros artistas africanos en obtener reconocimiento mundial, nunca estuvo orgullosa de su primer gran éxito, “Pata Pata”, del que decía que era el tema mas “tonto” de todo su repertorio. Otros éxitos fueron Qongqothwane (La canción del click), Malaika, Graceland, etc. Fué enterrada en Johannesburg con honores de estado.

La tribu Xhosa pertenece a la etnia Nguni procedente del centro y éste de Africa, y por lo tanto Bantú. En la segunda gran emigración de tribus Nguni hacia el sur, una gran rama se convirtió en la tribu Xhosa, con su propia lengua, y costumbres. Debido a la zona donde se establecieron, tuvieron un contacto muy importante con tribus KhoiSan (bosquimanos), y se considera que el 15% de la lengua Xhosa son aportaciones KhoiSan. Las lenguas bosquimanas tiene una característica curiosa, y es la gran abundancia en ellas de clicks o chasquidos (recomiendo ver las películas “Los Dioses deben estar locos I y II), que son sonidos producidos con la punta de la lengua en los dientes frontales, o los laterales de la lengua y los carrillos (como cuando arreamos a un caballo), o la lengua y el velo del paladar (como cuando “chistamos” a un bebé). La lengua Xhosa, debido a esa influencia de lenguas bosquimanas, tiene unos 15 clicks diferentes, siendo un ejemplo la propia palabra “Xhosa”, en la que xh es un click . La lengua Swazi tiene clicks pero muchos menos que el isiXhosa; Conforme nos alejamos de la “zona” bosquimana, los clicks van siendo meno abundantes en las diferentes lenguas, hasta desaparecer por completo una vez llegados a Zimbabwe por ejemplo.

El uso de estos clicks fue considerado por los pro-apartheid como elemento claro para ellos de la inferioridad de las razas negras, sus usuarios llamados despectivamente monos y babuinos, y considerados como imposibles de desarrollar nunca la superior inteligencia del hombre blanco.

Miriam introdujo en su repertorio la canción Xhosa Qongqothwane (Escarabajo) y “los ingleses” la llamaron “The click song” debido a la gran abundancia de clicks que contiene; sólo el título tiene ya 3. Es conocida como una canción cantada en bodas Xhosa, y en mi opinión también utilizada para enseñar a los niños a pronunciar los clicks, como el famoso “el perro de San Roque no tiene rabo….”. De hecho, la letra de la canción habla de un escarabajo que es el adivino de los caminos, y que ha pasado ya por una empinada cuesta….
Qongqothwane (The click song, la canción del click).
Igqira lendlela nguqongqothwane
Igqira lendlela kuthwa nguqongqothwane
Sebeqabele gqithapha bathi nguqongqothwane
Sebeqabele gqithapha bathi nguqongqothwane.
Estoy convencido de que Miriam la cantaba un poco en plan de chungueo, como respuesta a la consideración de algunos blancos de que alguien que habla con clicks no puede ser demasiado inteligentes, y como reto a que la cantaran correctamente (los negros habían sido capaces de aprender y pronunciar inglés, afrikaans o alemán perfectamente), y antes de cantarla gustaba de explicar a su audiencia que los blancos la llamaban “The click song” porque eran incapaces de pronunciar la palabra Qongqothwane. I n t e n t a r l o…

Un reto para los chicos de Ritmo Rancio: “El bolero del escarabajo”; en Xhosa y con clicks, claro, no vale trampas ;o)

La segunda versión, sin video, es mejor y mas completa, pero el video vale la pena por ver las explicaciones de Miriam Makeba.

Hamba kahle Mama Africa.



domingo, 1 de noviembre de 2009

Historia de Pinky pinky.

O de cómo todos los niños de un país se las arreglan para organizar una borota nacional de dos semanas.

Hace ya algunos años, en la región donde vivo, Hhohho, los niños de una escuela empezaron a contar que al ir al baño, oían una voz que les llamaba y les hablaba. No le podían ver, pero le oían claramente.
Al cabo de unos días, empezaron a decir que también les tocaba en el hombro, por detrás. El ente, genio, fantasma, espíritu, diablo o lo que fuera empezó a hacerse popular en la escuela, así que incluso le pusieron nombre: Pinky pinky.
El caso es que Pinky Pinky debía tener el don de la ubicuidad, porque también empezaron a notar sus efectos en otra escuela de la zona. Y luego en otra, y en otra. En pocas semanas, Pinky pinky hacia sus apariciones en todas las escuelas de la región de Hhohho, y empezó a hacerse notar también en escuelas de otras regiones del país.
A estas alturas, Pinky pinky ya incluso había sido visto por algunos niños, que lo describían como un ser mitad hombre y mitad mujer. Su lugar preferido seguía siendo los baños, pero también empezó a aparecerse en otros lugares. Pinky pinky iba volviéndose mas y mas descarado, y hablaba a los niños incluso en presencia de adultos, pero sólo los niños le podían oír y ver. Los niños empezaban a estar asustados, no querían ir al baño o quedarse solos un momento, el único tema de conversación en todas las escuelas del país (y en las calles y periódicos también) era Pinky pinky. Los profesores empezaron a tener problemas controlando a los niños, y mantener la atención en las clases se convirtió en un imposible. Algunos profesores también empezaron a relatar apariciones de Pinky pinky, así que el suceso se convirtió en un problema nacional de tal magnitud, que el gobierno decidió cerrar las escuelas de todo el país durante un par de semanas, durante las cuales inyangas, sangomas, cazadores de espíritus, exorcistas, cristianos ahuyentadores de diablos, etc, etc, fueron contratados para que alejaran a Pinky pinky de las escuelas.

Parece ser que la cosa funcionó, y por ahora nadie ha vuelto a hablar de Pinky pinky.

A mí siempre me pareció una especie de geniecillo simpático, aunque sólo sea por el nombre, y por supuesto, la historia de Pinky pinky me puso en bandeja la posibilidad de ir dando sustos a diestro y siniestro, tocando en el hombro y por detrás a conocidos, amigos, compañeros de trabajo y cualquiera que se pusiera a tiro, a la voz de ¡Pinky pinky! Menudos respingos. La historia duró meses.